NUEVA YORK | 2 de Ene de 2014 - 5:56 PM | Por: AGENCIAS
Tras la brutal realidad de esa mañana de martes, el mundo se vio enfrentado al desafío de entender, en sus reales dimensiones, lo que sucedió el 11 de septiembre del 2001.
Nunca antes en la historia se dio el caso de un lugar que concentrase en un perímetro de escasamente seis hectáreas el poder económico que contenían las torres gemelas del World Trade Center.
En los 110 pisos de las torres sur y norte se congregaba prácticamente todo el quién es quién del mundo financiero, comercial, mediático y legal. Casi 300 empresas tenían oficinas en las torres y en total unas 1200 compañías ocupaban los siete edificios que integraban el complejo.
Allí se encontraban las oficinas de arquetipos del capitalismo occidental, como los bancos Bank of America, Fuji Bank, Credit SuisseFirst Boston y Deutsche Bank; las financieras Lehman Brothers, Morgan Stanley Dean Witter, Oppenheimer Fund y Cantor Fitzgerald; las aseguradoras Kemper Insurance y Marsh & McLennan; la transnacional de computación Sun Microsystems; las empresas de comunicaciones AT&T y Verizon; el estudio de abogados Thacher, Proffitt & Wood; la firma de arquitectos Mancini Duffy y las cadenas de televisión CNN, CBS y NBC.
Había una veintena de empresas chinas o dedicadas al comercio con China y compañías consultoras, de relaciones públicas, inmobiliarias y agencias de turismo. Allí estaba la Oficina de la Embajada del Real Gobierno de Tailandia, la compañía israelí de transportes marítimos Zim, la empresa de televisión por cable Showtime Pictures y, por supuesto, el famoso restaurante circular Windows of the World, desde cuyas ventanas podía observarse la isla de Manhattan recortada con la precisión de un mapa escolar.
Morgan Stanley era el principal locatario del complejo, donde ocupaba 21 pisos en la torre sur, entre los pisos 43 y 74. En sus oficinas trabajaban 3700 operadores, la casi totalidad de los cuales logró evacuar el edificio entre la segunda explosión y el derrumbe final.
Sun Microsystems, la empresa que inventó el lenguaje de computación Java, ocupaba los pisos 25 y 26 en la torre sur. Sus 346 empleados también escaparon con vida del derrumbe, pero Phil Rosenzweig, uno de los directores, se hallaba trágicamente a bordo de uno de los aviones que se estrellaron contra las torres.
Entre 500 y 600 personas de una empresa de operadores de Bolsa se encontraban desayunando en Windows of the World, en el piso 107, cuando se produjo el atentado. Todos ellos se encuentran entre los 4700 desaparecidos.
Marsh USA Agencies, una de las empresas aseguradoras más poderosas del país, ocupaba ocho pisos -del 93 al 100- en la torre norte. De sus 1700 empleados, 700 se cuentan entre las víctimas.
Los cinco pisos siguientes -del 101 al 105- eran ocupados por Cantor Fitzgerald Securities, una de las empresas de bonos más importantes de los Estados Unidos. De un total de 1500 personas que la firma empleaba globalmente, mil trabajaban en las oficinas del World Trade Center.
Poco después de que el primer avión se estrelló contra la torre norte, un empleado de una de las sucursales envió un correo electrónico a un amigo suyo que trabajaba dentro de la torre. "¿Qué pasa?", decía el mensaje. "Todo el mundo está bien aquí. Pero creo que estamos sonados. No hay salida", fue la respuesta. Al concluir el día, 700 empleados de la firma figuraban entre los desaparecidos.
El siglo XXI quedará marcado por la caída de las Torres Gemelas y con ellas la vida de tantos y tantas cuyas biografías fueron interrumpidas, que tenían un rostro y que un instante de inhumanidad borró, sólo se recupera en la memoria.
La historia del siglo que habíamos iniciado con tantas esperanzas de haber dejado a tras el siglo del Holocausto, se quebró Ya no podemos pensar como antes, ya no podemos ser como antes, ya no podemos vivir como antes, ya no podemos educar como antes. Las Torres Gemelas nos quiebra desde el inicio del siglo y hay necesidad de repensarlo todo.
El temor que me invade es que en vez de dar un paso adelante, como lo dimos después del Holocausto, demos uno hacia atrás, hacia las épocas más oscuras de nuestra historia.
Nueva York, Estados Unidos y el mundo entero observaron con asombro la fragilidad de los norteamericanos, siempre considerados con una gran fuerza táctica y de inteligencia militar; el globo se vió envuelto de temor, deseperanza y desconcierto.
Recrordemos también el 11 de marzo de 2004 en España, cuando otro atentado dejo sin vida a cientos de personas.
La invasión a Irak, se dice justificada con los ataques a las Torres Gemelas y armas potentes en perjuicio del mundo entero, fue lo que tranquilizó sin duda a los estadounidenses y al mundo. La caída de Sadamm Hussein y la reciente caída de Osama Bin Laden, supuesto responsable del ataque han calmado y puesto de nueva cuenta el coraje y la cabeza en alto a los neoyorquinos.
Pero siempre quedará ese temor, esas historias, naracciones que pueden ser contadas por los que sobrevivieron y vieron morir a los suyos, a sus amigos, compañeros... Eso quedará como un mal recuerdo, pero también como el resurgimiento, tal cual ave fénix.
Nueva York
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