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Tiendas autorizadas en Teotihuacán

CIUDAD DE MÉXICO | 2 de Ene de 2014 - 5:56 PM | Por: Excelsior

Publicidad pagada por WESO Proyectos como la construcción de una tienda de la cadena Walmart, parecen menores ante los planes que la administración de María Teresa Franco González Salas autorizó en la zona arqueológica de Teotihuacán durante su primera gestión al frente del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de 1992 a 2000.

La funcionaria, que el lunes pasado regresó al organismo para sustituir a Sergio Raúl Arroyo –quien sólo se mantuvo siete meses en el cargo–, avaló a su llegada la construcción de tres plazas comerciales sobre terrenos que forman parte del Perímetro A de Teotihuacán. La iniciativa formaba parte de los llamados 15 Megaproyectos arqueológicos con los que el gobierno de Carlos Salinas de Gortari buscaba atraer más turistas al país.

El plan fue insertado en la conmemoración de los 500 años del descubrimiento de América y contaba con la asignación de 103 millones de pesos, a los que se sumaron inversiones de la iniciativa privada, para desarrollar proyectos arqueológicos en zonas como Calakmul, Campeche; Cantona, Puebla; Chichén Itzá y Dzibilchaltun, Yucatán; Monte Albán, Oaxaca; Palenque, Chiapas; Paquimé, Chihuahua y Teotihuacán, entre otros.

Para Teotihuacán fueron asignados 37 millones de pesos y se designó como director de la zona a Eduardo Matos Moctezuma. El plan contemplaba la edificación de las plazas comerciales: El Corzo, Jaguares y Manuel Gamio; Matos justificó que con ellas se reordenaría el ambulantaje y se mejorarían los servicios turísticos a pesar de que su construcción implicaba alterar el entorno cercano de la zona.

Con aval de Franco González Salas se inició la construcción de la plaza El Corzo, que se ubicaría a sólo 200 metros de la Pirámide de la Luna. El proyecto contaba con un presupuesto de diez millones de pesos (gasto del erario que jamás ha sido justificado) e implicó iniciar la construcción de un edificio de dos plantas. También en el Perímetro A de la zona arqueológica, justo atrás de la Pirámide del Sol, se retomó la construcción de la Plaza Gamio que había comenzado a construirse en los ochenta.

El tercer mall y quizás el más polémico se inició en terrenos entonces particulares, propiedad del empresario Isaac Hilú Alfille. A sólo 500 metros de La Ciudadela de Teotihuacán, la plaza fue bautizada como Jaguares y ocupaba terrenos del barrio antiguo de La Ventilla, considerado uno de los más importantes de la ciudad mesoamericana. El proyecto de Matos Moctezuma contempló también la construcción de un nuevo museo (de 12 millones de pesos) y un circuito alrededor de la zona para utilizarla como vía para un “trenecito”.

Tras las críticas de organismos como el Colegio Mexicano de Antropólogos y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS-México); de la población teotihuacana y de los investigadores y trabajadores del INAH, el proyecto fue echado atrás, a pesar de las inversiones que ya se habían realizado. Los especialistas siempre sostuvieron que en los tres predios existían vestigios arqueológicos.

En Plaza El Corzo, se demolió parte de la construcción de dos pisos, ya levantada; años después (en 2001, cuando Sergio Raúl Arroyo llegó por primera vez al INAH) se inauguró en la planta baja remodelada de esa construcción el Museo de la Pintura Mural Teotihuacana. La Plaza Gamio se dejó en el abandono mientras que la bautizada como Jaguares también fue derribada, arqueólogos de la zona aseguran que los cimientos aún se conservan en el lugar.

Esta construcción estaba planeada para ser terminada en 1994 y había sido concebida para ser la entrada principal a las Pirámides. Las negociaciones que los dueños del predio habían establecido con Franco provocaron su enfrentamiento. Con la obra parada del complejo –que incluía área de comida rápida y venta de artesanías, hotel de cinco estrellas, alberca y áreas de juegos infantiles–, Hilú Alfille pidió a la funcionaria “dar la cara” y no fue sino hasta 2001 cuando se expropiaron esas tierras.

Trabajadores denunciaron ante la PGR a Teresa Franco y Matos Moctezuma por las afectaciones.

Y trajo los conciertos

A Teresa Franco González Salas también se le atribuye la aprobación para utilizar las zonas arqueológicas del país como escenarios para conciertos multitudinarios. En abril de 1997, el INAH consintió bajo su dirección un concierto de Luciano Pavarotti en Chichén Itzá y en febrero de 1998 autorizó la presentación de los tenores Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo en Teotihuacán, sin que ésta llegara a realizarse.

Está practica ha sido continuada por otros directores del INAH, como Alfonso de Maria y Campos, quien avaló a Elton John o Sarah Brightman en Chichén Itzá. El director depuesto, Sergio Raúl Arroyo, manifestó a su llegada en diciembre de 2012 que no permitiría estos espectáculos.

Sin embargo, como parte del Festival Internacional de la Cultura Maya, que se realizará en octubre y noviembre, se contemplan como sedes Chichén Itzá, Uxmal, Kabah, Dzibilchaltún, Mayapán, Sayil y Labná.




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