QUITO, ECUADOR | 2 de Ene de 2014 - 5:56 PM | Por: RADIO NEDERLAND
Mientras el 17 de mayo se sucedÃan en muchos lugares del mundo actividades para celebrar el DÃa Internacional contra la Homofobia, en Ecuador, Zulema Constante era raptada por su familia para internarla en un clÃnica de “deshomosexualizaciónâ€.
El caso de Zulema no es el primero y desafortunadamente no será el último si se tiene en cuenta que en Ecuador, según cifras de las organizaciones defensoras de la comunidad LGBT, operan de manera clandestina más de 200 clÃnicas de “deshomosexualizaciónâ€.
Los inescrupulosos dueños de estos centros le venden a los padres y familiares de personas con otra orientación sexual, la falsa idea de que ser gay es una enfermedad y que además, tiene “curaâ€. Asà ocurrió con los padres de Zulema Constante, quien explica que la equivocada decisión de sus progenitores tiene origen en la ignorancia y la desesperación: “Mis padres en su ignorancia no midieron las terribles consecuencias que podrÃa traer para mÃ, el que se me encerrara en un centro de este tipoâ€.
Historia de un rapto
La historia de éste secuestro familiar comenzó cuando Zulema decide sincerarse con su familia y contarles que mantenÃa una relación amorosa con otra chica. Zulema nunca imaginó las consecuencias que desencadenarÃa esta valiente decisión. El 17 de mayo, DÃa Internacional contra la Homofobia, como si de una ironÃa se tratara, los padres de Zulema la invitaron a almorzar y en el momento en el que la joven viajaba con su familia en el carro familiar, unos hombres en presencia de su padre, la obligaron a descender y a abordar otro automóvil que la llevarÃa al lugar donde la “curarÃan â€. Zulema acababa de ser raptada y llevada a una clÃnica al oriente del paÃs.
La joven se resiste. Prueba de ello es el estado en el que quedó la camisa que llevaba ese dÃa. Nadie quiso ayudarla a pesar de los desesperados gritos alertando sobre lo que pasaba y que, según Zulema, ignoraron todos los policÃas con los que se toparon en el camino: “En la carretera nos pararon algunas autoridades y a pesar de mis gritos y de decirles que era una persona mayor de edad, que no podÃan hacerme esto, los policÃas y las demás autoridades se hicieron los de la vista gorda porque mi padre habÃa hecho uso de todas sus influencias para que no nos detuvieranâ€.
Un dÃa de “rehabilitaciónâ€
Inmediatamente después que Zulema pisó la clÃnica en la que ingresaba para “curar†su homosexualidad, los encargados del centro le leyeron las reglas que debÃa cumplir.
Desde muy temprano, ella y las otras 9 internas tenÃan que repetir una rutina de rezos, trabajo de limpieza, deporte y charlas con el psicólogo. Los castigos se repetÃan, cuenta Zulema, castigos que iban desde trabajos duros de limpieza, tortura psicológica, agresión fÃsica y en algunos casos, abuso sexual.
“Yo fui tratada mejor porque era hija de una persona influyente pero eso no significa que no tuviera que hacer los trabajos duros que hacÃan las otras; fui humillada y me presionaron para que me declarara como una enferma de alcoholismoâ€.
Según relata Zulema, el centro es dirigido por “un tipo de pastorâ€, apoyado por médicos, enfermeras, psicólogos y trabajadores sociales.
Un plan de rescate
Zulema fue rescatada por Cinthya, su novia, y por la rápida reacción de activistas pro derechos de la comunidad LGBT de Ecuador. La presidenta de la Asociación Mujer y Mujer, LÃa Burbano, una vez se conoce la noticia del rapto de Zulema, se dirige a la DefensorÃa del Pueblo y al Comité de Derechos Humanos para pedir asesorÃa y apoyo.
El paso siguiente fue presentar la denuncia ante la fiscalÃa y simultáneamente se comenzó una campaña en twitter para dar con el paradero de Zulema.
Según Burbano, esto fue definitivo para confundir a la familia y gracias a la presión mediática poder obtener información sobre la ubicación de la clÃnica.
El escándalo fue creciendo y entonces, cuenta la misma Zulema, su padre comenzó a asustarse y le solicitó al director del centro que regresara a su hija a Guayaquil. Durante el viaje, Zulema logró convencer al chofer para que le prestará el teléfono y asà pudo llamar a su novia y contarle que estaba de regreso, y presumiblemente hacia la casa de sus padres.
Rápidamente su novia, su abogada y las activistas de Mujer y Mujer trazaron el plan para interceptar el vehÃculo y liberar a Zulema. La chica y su novia inmediatamente dieron una rueda de prensa para denunciar ante la fiscalÃa y la opinión pública lo sucedido. QuerÃan mostrarle al Ecuador y al mundo que este tipo de clÃnicas siniestras existen y que además siguen en aumento.
Una práctica siniestra
La realidad de las clÃnicas de “deshomosexualización†en Ecuador saltó a la luz pública hace un par de años, develando una práctica que atenta contra los derechos humanos.
En ese momento las autoridades se comprometieron con la ciudadanÃa a perseguir, acabar y enjuiciar a los responsables. Para el 2011, se calculaba que cerca de 200 clÃnicas de este tipo podrÃan estar operando en el Ecuador bajo la fachada de centros de rehabilitación para drogadictos y alcohólicos.
El Ministerio de Salud Pública ordenó en ese entonces, el cierre de 30 de estos centros, pero según cuenta LÃa Burbano, casi todas fueron reabiertas con otros nombres. Burbano reconoce que es importante el que actualmente exista un comité interinstitucional que realice visitas, investigación y supervisión de estos centros. Sin embargo, el problema radica, según Burbano, en que muchos de ellos, pertenecen a personas influyentes y con mucho dinero que logran evadir los controles.
La historia, en ésta ocasión, tuvo un final feliz, aunque el dolor y las secuelas de lo sucedido tardarán en desaparecer del alma de estas dos mujeres. Una pareja de jóvenes que decidió enfrentar la intransigencia y tiranÃa familiar, los abusos de poder y una homofobia latente de una sociedad que aún tiene mucho por hacer en el respeto a la diversidad
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